viernes, 30 de agosto de 2013

Jugo en los labios (AEN)

4 de marzo, 2009

Si pueda besarte ahora, te besaría una y otra vez, hasta que no sepa en dónde empiezo o en dónde acabas...

No he podido sacarte de mi mente, te veo en la escuela y sé que me sonrojo. Claramente me han empezado a importar cosas que antes eran insignificantes. Cosas como si combinan mis aretes con mi blusa o si se notan las ojeras debajo de mis lentes. Compré un gloss, de esos de Lancôme que me parecían estúpidamente caros. Lo hice porque me pareció totalmente congruente el argumento de la vendedora. ¿Cuál era? Que nadie resistiría mis labios... 

Hoy usé mi gloss y lo notaste, porque cuando me viste te fijaste en mi boca. En ese momento hubiera colapsado yo al salón entero en un terremoto emocional que nos dejara solos a ti y a mí. No recuerdo de qué era la clase, pero recuerdo el libro que tenías junto a ti, era uno de Woody Allen. Me pareció sumamente sexy que leyeras en inglés. De pronto todo tú me pareces sexy. 

Tu sonrisa breve.
Tus manos inquietas.
Tus convers extrañamente limpios hoy.
Tus ojos que... Fck. Me has sorprendido viéndote como idiota.

Pero te reíste, no de mí, conmigo. O eso me hiciste pensar exitosamente. 

¿Significa que sientes lo mismo? 

Me he imaginado que me dices que quieres probar mi gloss...
Yo te digo que entonces sabrías para quién lo compré. 
Tú me dices ¿ah sí?
Yo te digo sí, porque es de frutitas, como tu shampoo.