08.08.2015
Me llamaste desde Nueva York.
No sé ni cómo empezó.
No sé cómo detenerlo.
La volví a ver hoy, la película que me recuerda a ti, bueno... esa puede resultar una descripción ambigua si pienso en el número de cintas que te cristalizan en mi mente. No pienso que sea yo masoquista. Me gusta pensar que más bien soy romántica, un ser humano con alma de artista, de escritora. Alguien que no puede simplemente vivir como la gente normal, un alma que está en busca de nuevas cosas: sabores, olores, dolores, placeres, memorias y pasiones.
Pasión.
Sigo sin explicarme qué me hiciste. Ya te lo he dicho, yo nunca quise esto. Sólo fue un mes, quizás un poco más, ocho años después... eres el aire mismo. No puedo verte, no puedo olerte, tocarte... Pero te siento, por todos lados. Sin aire no he de sobrevivir, ¿podré sin ti?
Te amo.
Sí, tengo ya que decírtelo. Nos he visto, en mis sueños, sueños que he sentido reales más de una vez. Y me amas. Tus ojos me ven como si no hubiera nadie más. Me tomas, como si fuera la primera vez, la última, y yo te amo a cambio, para siempre. No hay más dudas, ni búsquedas.
Nos encontramos.
No sé qué más puedo ya decirte. Te he dicho todo. Sabes que he escrito de mil maneras para hacerte saber lo que pienso, lo que siento, lo que espero. Pero nunca has hecho nada, nada como lo que yo he hecho.
No sé si tú manejarías en medio de la noche para encontrarme. No sé si tú escribirías irracionalidades para atraer mi atención, mi opinión o admiración. No sé si tú dejarías a la única persona que quizás te ha amado sinceramente por mí. No sé si tú serías para siempre, o si al menos lo intentarías.
Nunca ha sido el momento ideal. ¿Acaso eso existe? Mi oficio me ha enseñado que las historias más entrañables están llenas de decisiones complejas. Del todo por el todo, del todo por la nada. Si mi vida fuera una novela, un cuento, un guión; si mi vida me pidiera decidir mañana...
¿Tú lo harías?
Entonces entiendo que no. Probablemente... Nunca.
Sería tuya, lo sé, lo he visto.
Me sentiría como aire a tu lado. Viva, ligera, libre, inmensa, espontánea. Respiraría de ti, por ti.
Nunca ha habido alguien tan especial. No para mí. Pero tengo miedo, porque te conozco bien.
Ya me has roto. He recogido las astillas de mi propio corazón múltiples ocasiones, esperando que algún día mi alma sane, de una vez por todas.
Lo harías de nuevo.
Quizás lo haría yo.
No puedo.
No me siento fuerte.
Él me ama demasiado, él ha hecho todo lo que tú no hiciste nunca y que probablemente no harás. Porque lo has hecho por otras, todos estos años, pero no por mí, nunca ha sido por mí.
No merece esto. Ni tu mereces lo que quiero para nosotros.
Te amo.
Sin palabras, sin cadenas, sin tiempo.
Pudimos ser... Pudimos ser.
Y el aire, el aire no se extingue.
Lu